La ola de solidaridad que se ha desatado desde el inicio del conflicto bélico en Ucrania, como ocurre siempre en este tipo de situaciones, ha sido aprovechada una vez más por los ciberdelincuentes para lograr desviar las donaciones realizadas por ciudadanos mediante diferentes mecanismos.
Durante la pandemia, los cibercriminales ya suplantaron a organismos oficiales para captar datos personales, creando sitios web fraudulentos para vender material sanitario no homologado, o directamente falsificado, vender certificados de vacunación COVID falsos, y lanzando a internet un sinnúmero de noticias falsas para crear confusión.
Con motivo de la guerra en Ucrania su objetivo están siendo las ayudas al pueblo ucraniano, suplantando para ello a organizaciones benéficas para lograr desviar las donaciones de personas bienintencionadas. El hecho de que el estado español esté a la cabeza de la solidaridad internacional en relación a esta crisis hace que sus ciudadanos y ciudadanas se conviertan en unas víctimas propiciatorias muy codiciadas por estos delincuentes.
Estas suplantaciones son muy fáciles de realizar y detectarlas es complejo. Además, es complicado percatarse de que se ha sido víctima de una estafa, porque el donante nunca sabe que ha pasado con su donación. Una vez realizada la misma se confía en la honradez de quien la ha recibido para que la haga llegar a las víctimas a las que se pretende ayudar.
Por esta circunstancia es especialmente importante que estas donaciones se canalicen por ONGs contrastadas y verificadas u otros canales oficiales, para evitar que este dinero se desvíe y en vez de servir para ayudar a las víctimas de la invasión sirva para aumentar las ganancias de organizaciones criminales sin escrúpulos.
La existencia de todos estos tipos delictivos no solo hace que los delincuentes incrementen sus ganancias sino que además tiene un efecto colateral y es el hecho de que pueden hacer descender el número de las donaciones. Por ello es fundamental repetir que las donaciones no han de pararse, sino que han de ser dirigidas convenientemente mediante organizaciones contrastadas.
Se ha constatado la existencia de varias de estas tipologías en funcionamiento en relación con la guerra, como la estafa del familiar que necesita dinero para sacar a un pariente de Ucrania, una modificación de la estafa nigeriana donde un millonario tiene que sacar dinero del país y necesita la colaboración de una víctima mediante un suculento pago, las webs falsas de donaciones, captura de datos personales mediante páginas de firmas y la existencia de “ fake news”.
El único caso denunciado hasta el momento en Euskadi es el de un menor al que, según informa el mismo, desde su teléfono móvil se han enviado sin su consentimiento, 322 SMS con la palabra Ukrania por un valor de unos 200 euros, pero se considera que podrían haberse dado más casos cuyas potenciales víctimas no habrían sido conscientes del engaño por el momento.