En los últimos meses se ha recortado personal de tal manera que si normalmente en el turno de mañana había tres gerocultoras para levantar, asear y cuidar a 20 ancianos/as, en este momento hay una trabajadora para esas funciones, siendo imposible hacerlo con garantías; más si cabe cuando existen casos de COVID en el centro y se debieran establecer protocolos más estrictos. La limpieza de las habitaciones se hace cada 6 días, limitándose a hacer las camas el resto de días. Es algo habitual no poder acostar a los ancianos en los horarios pautados, y se repiten e incrementa la situación de levantar al anciano cerca de las 13 horas, sin desayunar, sin haberle dado la medicación en tiempo y forma, y llevándole directamente a comer.
Las trabajadoras en estos meses han tenido que recurrir a la inspección de trabajo para que con cuentagotas les proporcionen los EPIs, pero en la últimas semanas nuevamente se ha repetido esta falta de medios, obligando a las trabajadoras a llevarse su material propio.
La dirección de la empresa no facilita información y da prioridad a la situación económica antes que a prestar la atención necesaria, llevando al extremo de poner en riesgo la salud de los usuarios y a quienes trabajan en la residencia. Por todo ello, ELA exige a la empresa y a la Diputación Foral de Bizkaia, que tiene concertada camas en esta residencia, que establezcan un protocolo claro para evitar contagios, se amplie el personal para atender de una manera digna a los residentes, y se dote al personal de los equipos, medios humanos y materiales para poder atender las necesidades básicas. En el caso de que estas medidas no se tomen de forma inminente, ELA realizará cuantas acciones considere para garantizar la salud y la vida de residentes y trabajadoras.
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