Salvo Almu e Izaskun, que podrán entrar en bolsas de trabajo para las guarderías del consorcio Haurreskolak de Gobierno Vasco, el resto de las trabajadoras con los niños más pequeños no tiene ninguna perspectiva laboral salvo cobra la prestación por desempleo. Sin euskera acreditado, lo tienen difícil. Entre todas, reparten los pañuelos de papel. "Ha sido traumático", reconocen. Algunos de los niños que ellas han cuidado han acudido para despedirse. Son "niños" que ahora estudian Secundaria. En dos décadas han trabajado con cientos de pequeños, incluidos los de sus propias compañeras del colegio.
En un momento como éste, al menos sienten el consuelo del agradecimiento que les han expresado los padres. Por lo demás, se sienten "vapuleadas". Incluso por parte del Ayuntamiento de Barakaldo, que sin valorar el momento que sufren y sin valorar que todavía les quedaban cuatro días de actividad y había bebés, ha realizado las obras de asfaltado del patio de acceso compartido con el conservatorio. Durante años y durante los últimos meses, el consistorio no ha facilitado la salvación, y ahora, con el cadáver aún caliente de la escuela, se hacen trabajos que además se ponen en marcha en la jornada festiva del 17 de julio.
"No entendemos el porqué del cierre de algo que funciona", indican las trabajadoras. La guardería, como el colegio, no tenía problema de falta de estudiantes. No ha necesitado hacer publicidad para que se formaran colas de las familias que querían inscribir a sus hijos de cero a dos años.
Si entre las trabajadoras se observa una sensación a abatimiento, entre algunas madres lo que predomina es la indignación. No entienden especialmente la actuación de los responsables políticos, que se han mostrado incapaces de evitar el cierre después de semanas de promesas y declaraciones de que se iban a esforzar para evitar la desaparición del centro.
Por la puerta del colegio sale llorosa una antigua alumna y ahora madre de una de las pequeñas que ha estado en la guardería. "¿Nos volveremos a ver?", pregunta. "Sí, seguro", le dicen Itzi y Pepi en recepción. La puerta de salida, ha colocado un cartel con la foto de un bebé con gesto de fastidio. "Es viernes día 21 de julio de 2017, día en el que nos vamos definitivamente de nuestro cole ¡Vaya kaka!" En la verja, un candado no deja lugar a dudas: el colegio La Milagrosa ha cerrado.
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