Moderamente satisfechos, dadas las circunstancias, se mostraban los puestos de venta de rosquillas, cordones de San Blas, chacolí o artesanía que se han instalado a las puertas y en el camino de la ermita de Santa Águeda este 5 de febrero con motivo de la tradicional y habitualmente multitudinaria romería. Satisfechos —también porque ha ido mejor de lo esperado— pero torturados por un tiempo en el que han disfrutado de pocos ratos de sol y repetidos e incontrolables momentos de lluvia con fuerte viento que no sólo han molestado a los peregrinos sino que han dificultado la estabilidad de los productos. Con este clima, la escena ante el templo en las faldas del monte Arroletza estaba lejos del lleno a rebosar al que los lugareños están acostumbrados. Queda el consuelo del segundo domingo de romería, si el tiempo acompaña.
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