por Juan Lamadrid
Treinta años de Gobiernos socialistas, unas veces con la ayuda del PNV y otras del PP, han dejado un Barakaldo que no sabe qué es. Todavía queda en la memoria de los más mayores eso del Barakaldo fabril, una entelequia en un municipio que no tiene industria. Otros, pocos, hablan del Barakaldo cultural y muchos que no son de Barakaldo sólo ven a la anteiglesia como lugar de chonis y canis. Para otros lo único que parece ofrecer Barakaldo a los forasteros es un lugar donde gastar su dinero, un lugar a las afueras. Ese Barakaldo comercial nada barakaldés del que algunos alardean
El pasado mes de febrero, en una ponencia del Parlamento Vasco, un senador y exalcalde socialista barakaldés apostaba por promover el turismo para reactivar la Margen Izquierda, un turismo que combine la celebración de congresos, con la cultura, el paisaje, la gastronomía y el ocio.
Los cierto es que a ambos lados de la ría encontramos propuestas culturales promovidas por los Ayuntamientos para atraer turistas. Getxo tiene un festival internacional de jazz, que cumple 40 ediciones, otro de blues, un festival de fotografía y otro dedicado al cómic. Leioa un festival de artistas callejeros —la Umore Azoka— con propuestas internacionales; Santurtzi un museo del mar y un centro de interpretación del mar, un festival de teatro, decano en Bizkaia; Portugalete acoge desde hace 41 años un festival de folclore y tiene un museo ¡de la industria! Sestao va a celebrar este año cuatro décadas de su festival de títeres y está restaurando su Horno Alto. Barakaldo…
Barakaldo, más allá del Teatro Barakaldo, no tiene nada que ofrecer que lleve el sello de su Ayuntamiento. Hubo una vez un festival de magia, un festival de teatro de calle, un concurso de pop-rock, hubo un proyecto de museo de la técnica y el anuncio de un museo de la electricidad. Hubo… Pero no hay nada.