En Benidorm se sienten como en casa, pero su corazón sigue estando muy lejos de aquí. Forman parte de la diáspora de 200.000 personas que un día abandonaron el País Vasco, buscando nuevas oportunidades o huyendo de un ambiente político cada vez más asfixiante. «Siempre pensé que mi tierra sería algún día independiente, era una ilusión de juventud», afirma Eleazar, «pero luego tu ideología evoluciona. Sales del País Vasco para hacer la mili, y te das cuenta de que el resto de los españoles son igual que nosotros». Nacido en Baracaldo, Eli, como le conocen sus amigos, decidió hace siete años trasladarse a Benidorm, donde hoy regenta dos restaurantes.
Sigue leyendo