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Begoña Maestre | actriz de series de televisión
“Las series me ayudan a crecer como persona y como actriz”

Begoña Maestre posa, como distintos personajes, en el Teatro Barakaldo

Mariela Estévez Campos | Fotos: Luis Javier González 'Tito'

Sus inicios ante las cámaras se produjeron en Ladrero, la tienda de fotografía que su familia tiene en Barakaldo. “Debo haber sido la niña más fotografiada del mundo”, reconoce. Barakaldesa de Zuazo y de Los Fueros, actriz de teatro, cine y televisión, es conocida sobre todo por sus papeles en series de televisión como ‘Compañeros’, ‘Motivos personales’, ‘Amar en tiempos revueltos’ u ‘Hospital Central’. Reciente todavía el nacimiento de su segundo hijo, Begoña Maestre ha iniciado el rodaje de ‘Sin identidad’ y espera poder hacer televisión en Euskadi. Begoña Maestre (1978) se marchó a Madrid cuando alcanzó la mayoría de edad. Fue “duro” pero tenía claro que quería ser actriz. Casi 18 años después, su currículum presenta los resultados: siete películas, media docena de montajes teatrales y una decena de apariciones en series de televisión. La pequeña pantalla le ha dado la popularidad, además de permitirle sobrevivir en el siempre en crisis mundo del espectáculo.  Carolina en ‘El comisario’, Paula en ‘Con el culo al aire’, Carlota en ‘Amar en tiempos revueltos’, Tania en ‘Motivos personales’ o Duna en ‘Compañeros’, ha logrado su sueño en un oficio difícil para las mujeres.

Pregunta. ¿Quién es Begoña Maestre?
Respuesta. ¡Qué difícil! Una persona normal que ha tenido siempre el sueño de contar historias y que día a día sigue luchando por seguir haciéndolo, porque es lo que más feliz me hace en el mundo.

P. ¿Cómo surgió su vocación?
R. La verdad es que siempre he querido ser actriz. Desde pequeña en el colegio, siempre quise actuar. Es verdad que tuve una época en la que, como todas mis amigas querían ser veterinarias, yo también decía que quería serlo —mis padres me lo recuerdan a veces—, pero lo decía para ser como todas. En realidad mi sueño era llegar a ser actriz.

P. Dejó Barakaldo a los 18 años para abrirse camino en Madrid. ¿Cómo fueron sus inicios?
R. Duros, porque yo soy muy de estar en casa, pero tenía muy claro lo que quería y estaba muy ilusionada por poder estarlo llevando a cabo.

P. ¿Dónde se formó?
R. Estudié en la Universidad de Kent, que tiene sede en Madrid y sigue un programa en castellano igual al de la Real Escuela Superior de Arte Dramático (Resad). Son cuatro años y sus estudios están homologados. Los que estudiamos en la Esad, que así se llama, somos también licenciados.

P. ¿Qué opinaron en su casa de que usted quisiese ser actriz?
R. Siempre me he sentido muy comprendida, apoyada y animada, y en los momentos de vacío laboral que en esta profesión son tan duros, muy arropada por ellos.

P. ¿Hay más actores en su familia?
R. No, pero es verdad que mi padre tocaba la guitarra y cantaba, y mi madre siempre quiso ser bailarina —se le daba muy bien— y ambos son fotógrafos. Supongo que la faceta creativa estaba ahí. Mi hermano pequeño también tocaba y cantaba en un grupo.

P. ¿Teatro, cine o televisión?
R. Cada campo me provoca sentimientos diferentes, pero todos gratos. En el teatro vuelas más, tienes más capacidad de concentración y de disfrute de principio a fin, además del placer del contacto directo con el público. La televisión me permite levantarme para trabajar todos los días. Es lo que más se parece a la seguridad y cotidianeidad de cualquier otra profesión. El cine está mucho más cuidado. Cada uno tiene una magia especial. La verdad es que amo la profesión en todas sus formas, cualquiera de ellas me permite contar historias y me acerca a gente que quiere escucharlas.

P. ¿Con qué director o directora le gustaría trabajar?
R. Con Alejandro Amenábar, sin dudarlo.

P. ¿Qué serie de todas en las que ha participado la ha marcado más?
R. Es difícil decirlo. Todas y cada una de ellas me han regalado algo, me han ayudado a crecer como persona y como actriz, y me han proporcionado muchos y buenos amigos. Quizá haber participado en ‘Motivos personales’, por lo que supuso de novedad y por lo que aportó a las series que se hicieron después, supone un orgullo especial. Pero ‘Hospital Central’ fue muy especial a nivel personal.

P. ¿Con cuál de sus personajes se ha sentido más incómoda?
R. Con ninguno. De hecho, me gustan los personajes que están muy alejados de mi forma de ser. Me motiva no ser yo y no reconocerme. Crear un personaje diferente en todas sus facetas, desde cómo anda, cómo habla o cómo se comporta, es lo que más me llena. Carlota de ‘Amar en tiempos revueltos’ era tan distinta, tan lejana a mí, que probablemente sea el que más he disfrutado.

P. Con ‘Hospital Central’ estuvo grabando en Camboya. ¿Cómo resultó la experiencia?
R. Durísima. Íbamos para denunciar el abuso sexual infantil y era preciso mostrarlo. Estuvimos en basureros donde corrían niños desnudos entre los desperdicios envueltos en un hedor insoportable, visitamos los hoteles donde los pederastas llevaban a los niños, fuimos a unos cines abandonados en los que se habían instalado 300 familias que vivían entre las ratas, con murciélagos colgando de los techos y dejando caer sus excrementos sobre los que estaban abajo. Después de ver todo eso, aprendes a dar las gracias por todo lo que tienes, a no quejarte por tonterías y a valorar la suerte de haber nacido en tu entorno.

P. ¿Supone una dificultad añadida ser mujer para triunfar en el mundo de la interpretación?
R. Creo que sí. En este mundo, pero también en el mundo en general. El hombre sigue estando más valorado, cobra más y, en definitiva, es el que se come la tostada. La mujer tiene que luchar además con el inconveniente que le supone laboralmente la maternidad. Un actor puede tener los hijos que quiera, pero para una actriz cada embarazo supone nueve meses de vivir en la sombra. Y, en una profesión como ésta, en la que si no estás no existes, supone volver a empezar de nuevo a dar guerra después del parto.

P. ¿Cómo lleva la exigencia de tener que estar siempre ‘estupenda’?
R. Ja, ja, ja. No estoy siempre estupenda. No lo soy, ni lo busco.

P. ¿Cómo ha cambiado su vida el hecho de ser madre?
R. Con mi primer hijo no demasiado, porque a los 15 días del parto estaba trabajando y en ‘Hospital Central’ me cuidaron mucho. Además tengo la suerte de tener un marido maravilloso que me facilitó las cosas. Con el segundo fue duro pero ya estaba hecha a lo que suponía un bebé. Desde luego mi vida social ha desaparecido totalmente.

P. ¿Cuándo podrán los espectadores vascos verla en ETB?
R. Estoy deseándolo, pero no me llaman. Estoy más que abierta a trabajar en mi tierra.

P. ¿A pesar de haber conseguido una biznaga de plata por su interpretación en ‘Arriya’, su primer trabajo en el cine vasco?
R. Sí, ‘Arriya’ me permitió trabajar cerca de casa y tuve la suerte de que me concedieran la biznaga de plata en el Festival de Málaga. Pensé que eso me iba a abrir las puertas pero no ha sido así. El año pasado estuve a punto de trabajar en otro proyecto en Euskadi pero no pudo ser.

P. ¿Cómo ve la situación actual de cine español?
R. El cine siempre ha estado en crisis. Ahora todo está peor y se nota. Si antes se hacían 50 películas hoy se hacen 15. Pero creo que en España se hace un cine magnífico y no van a poder con nosotros.

P. ¿Qué opina de la subida del IVA para los espectáculos?
R. El IVA del 21% ha hecho mucho daño y ha hecho disminuir drásticamente el número de espectadores, pero medidas como los precios reducidos de los miércoles o proyectos de cine por Internet, como lo que está haciendo Paco León, están ayudando a que la gente vuelva al cine.

P. ¿Qué recuerdos guarda de su infancia en Barakaldo?
R. Todos. El colegio del Regato, donde estudié. Zuazo y Los Fueros, donde vivía. Las meriendas en la tienda de mis padres. Mis primos, mis tíos, mis amigos. Las cámaras de fotos. Debo haber sido la niña más fotografiada del mundo. Mi mejor amiga desde los tres años. Todo lo bueno, la persona que soy. En Barakaldo viví todos los años de formación.

P. Su familia regenta un conocido establecimiento en Barakaldo. ¿Tienen fotos suyas en el local?
R. No, porque no les dejo. Ahora no tengo problemas pero cuando trabajé en la serie ‘Compañeros’ la situación se convirtió en una locura, me perseguían por la calle, grupos de chiquitas se plantaban en la tienda para que las pusieran en contacto conmigo, colgaban en Internet las fotos expuestas. Mi padre me llamaba preocupado porque de repente, al salir del trabajo, se encontraba a una niña llorando delante de la tienda que quería conocerme. Así que les pedí que las quitaran para que pudieran vivir tranquilos.

P. ¿Qué echa de menos cuando está en Madrid?
R. Ir a comer a casa de mi madre los domingos. Se echa de menos a la familia, sobre todo, y con niños se nota mucho más.

P. ¿Con qué frecuencia visita la anteiglesia?
R. Procuramos venir al menos una vez al mes, dependiendo del trabajo. A veces venimos dos veces o tardamos un par de meses en volver. No queremos que los niños pierdan el contacto con sus raíces. Afortunadamente mi marido es de Bilbao y eso facilita las cosas.

P. ¿Qué proyectos tiene?
R. Hemos empezado a grabar una serie nueva, ‘Robada’, que todavía no tiene fecha de emisión y en la que hago un papel pequeño, lo cual es estupendo porque me deja mucho tiempo libre para estar con mis hijos. El pequeño sólo tiene cuatro meses.