por Mariela Estévez Campos | Fotos cortesía de Jóvenes y Desarrollo
La fundación
Jóvenes y Desarrollo inicia las clases de su proyecto de alfabetización de inmigrantes
La sección barakaldesa de la Fundación Jóvenes y Desarrollo, en colaboración con la asociación
Goiztiri, ha puesto en marcha por cuarto año consecutivo su proyecto de alfabetización dirigido a inmigrantes sin alfabetizar y con problemas de competencia comunicativa en castellano o que se preparan para la obtención del graduado escolar. Un día a la semana, estudiantes voluntarios de bachillerato del colegio Salesianos imparten clase a personas procedentes de distintos países, este año en concreto de Ghana, Marruecos y Argelia.
Jóvenes y Desarrollo, como explica el coordinador del proyecto y profesor en los salesianos de Barakaldo, Unai Agirre, “es una ONG sin ánimo de lucro, vinculada a los salesianos, cuya finalidad principal es cooperar por un desarrollo sostenible, humano, social y económico que contribuya a la erradicación de la pobreza en el mundo”. Trabaja en más de una veintena de países de América Latina, África y Asia-Oceanía, a través de una red internacional que forma parte del movimiento asociativo salesiano presente en más de 100 países. Sus proyectos están vinculados, en la mayor parte de los casos, al sector educativo.
Pregunta. ¿En qué consiste este proyecto de alfabetización?
Respuesta. Más que un proyecto de alfabetización es un momento explícito para el encuentro. Encuentro entre personas iguales con realidades diferentes. Reconocernos iguales en la diferencia es uno de sus objetivos. En este aspecto, tanto los voluntarios de la organización como las demás personas que participan en el programa nos enriquecemos mucho.
P. ¿Cómo funcionan esos encuentros?
R. Un día a la semana y durante hora y media nos juntamos en una de las instalaciones de salesianos. Los voluntarios nos reunimos antes de cada sesión para organizarla: recordamos lo que hicimos la semana anterior y decidimos lo que vamos a trabajar con cada persona ese día: lectura, escritura, gramática o matemáticas, entre otras materias. Cuando van llegando las demás personas, se juntan con cada uno de los voluntarios. Le damos mucha importancia a la atención y seguimiento personalizado. Es muy interesante ver los lazos que se van construyendo con el paso del tiempo.
P. ¿Cómo surgió la colaboración con la asociación Goiztiri?
R. El primer grupo de alumnos voluntarios de Juventud y Desarrollo había colaborado con varias organizaciones, como
Cáritas, en un proyecto de informática y mecanografía;
Bidesari, que es una asociación que trabaja en la educación e incorporación social de personas presas; la
Asociación de Esclerosis Múltiple de Bizkaia o en campos de trabajo de verano en Salamanca. Con el tiempo fuimos viendo que necesitábamos una plataforma más estable en la que pudiéramos ofrecer a nuestros alumnos experiencias de voluntariado.
P. ¿Y por qué Goitziri?
R. Nos pusimos en contacto con ellos porque es una asociación muy conocida en Barakaldo en la que había trabajadores que conocíamos y, después de un par de reuniones en las que perfilamos la iniciativa, decidimos comenzar la colaboración.
P. ¿Cuáles han sido los resultados en los cuatro años que el programa lleva en funcionamiento?
R. El proyecto, por una parte, fomenta el compromiso solidario de las personas que participan en él y a la vez, quiero pensar que genera pequeños cambios en la sociedad. Hay voluntarios que después de tener la experiencia durante el bachillerato han decidido vincularse a otras organizaciones sociales y otras ONG. También hay a quienes el paso por Juventud y desarrollo les ha llevado a elegir una carrera o un grado universitario de ámbito social. Todas las personas que participan valoran la experiencia de forma positiva. Estas experiencias ayudan a ver el sentido de la vida aunque la lectura no se haga en el mismo momento.
P. ¿Y respecto a los alumnos del proyecto?
R. Es cierto que los resultados en cuanto al avance en cada una de las materias, con las personas que llegan de Goiztiri, es muy lento ya que las posibilidades y el tiempo que le dedicamos no es suficiente para que haya cambios sensibles a corto plazo.
P. ¿De qué países son los beneficiarios?
R. Ahora hay personas de Ghana, Marruecos y Argelia. Es muy interesante escuchar, cuando el idioma lo permite, las vidas que han tenido allí y las cosas que cuentan de sus países, familias y trabajos. Nos enriquece. Agradecemos mucho todo lo que nos aportan. Sin duda, es un proyecto bidireccional, como siempre el voluntariado hace de puente en el que las cosas se comparten en ambos sentidos.
P. ¿Cómo llegan a ustedes quienes desean recibir clases?
R. De momento, todas las personas llegan a través de Goiztiri. Ellos son quienes realizan el seguimiento más serio de cada una de ellas, conocen las necesidades de formación que tienen y valoran la conveniencia de que participen en el programa. Nosotros nos encargamos de las instalaciones y los voluntarios. Como es un proyecto sencillo, la coordinación entre ambas asociaciones resulta fácil.
P. ¿Qué es la fundación Jóvenes y Desarrollo?
R. Es una ONG sin ánimo de lucro, vinculada al movimiento salesiano, cuya finalidad principal es cooperar por un desarrollo sostenible, humano, social y económico que contribuya a la erradicación de la pobreza en el mundo. Promueve el desarrollo de la población vulnerable, con especial énfasis en la infancia y juventud, haciendo efectivo su
derecho a la educación.
P. ¿Cuándo se fundó?
R. Nació como asociación Jóvenes del Tercer Mundo (JTM) en 1988 transformándose en fundación en el año 2000. En enero de 2009, tras 20 años de actividades, inició una nueva etapa bajo el nombre fundación Jóvenes y Desarrollo. En el País Vasco trabaja desde el año 1995.
P. ¿Qué relación tiene con los salesianos?
R. La asociación nació por iniciativa de un grupo de exalumnos de centros salesianos y desde entonces ha permanecido unida a la congregación salesiana. En la actualidad está presidida por un salesiano pero somos muchas —cada vez más— las personas que, sin ser salesianos pertenecientes a la congregación, simpatizamos y nos sentimos partícipes de su misión y visión.
P. ¿En qué países está implantada?
R. Trabaja en más de una veintena de países de América Latina, África y Asia-Oceanía, a través de una red internacional de asociaciones que forman parte del
movimiento asociativo salesiano presente en más de 100 países.
P. ¿Qué actividades desarrolla?
R. La mayor parte de los proyectos de Jóvenes y Desarrollo están vinculados al sector educativo que se considera la mejor inversión para el desarrollo de los pueblos. Son proyectos de alfabetización, educación básica, formación ocupacional y formación profesional tanto en su vertiente formal como no formal.
P. ¿Y en Barakaldo?
R. Resaltaría las actividades de sensibilización y concienciación de la población, promoviendo valores de justicia, paz, equidad, democracia, participación, solidaridad y respeto al medio ambiente. También trabajamos promoviendo el voluntariado internacional.
P. ¿Desde cuándo funciona la sección barakaldesa?
R. Jóvenes y Desarrollo está presente en Barakaldo desde el año 1995, unas veces más activa que otras dependiendo, como siempre, de las personas y prioridades en cada momento.
P. ¿Cuántos miembros la integran?
R. No es sencillo cuantificar cuántas personas forman parte de la ONG en la actualidad ya que hay formas muy diversas de participación. Algunos colaboran de forma anónima mediante donativos y apadrinamientos, otras personas se acercan para tomar parte en diferentes campañas. También hay exalumnos que puntualmente colaboran con nosotros. En la experiencia de voluntariado que actualmente realizamos hay siete jóvenes.
P. ¿Entre qué edades se encuentran?
R. Los que participan en este proyecto como voluntarios tienen entre 16 y 18 años. Dicho de otra forma, son estudiantes de bachillerato. También ha habido personas que, sin ser del colegio, han colaborado con nosotros como voluntarios.
P. ¿Cuáles son sus proyectos?
R. Nuestra aspiración es ir haciendo mejor lo que creo que ya estamos haciendo bien: seguir ofertando una experiencia de voluntariado y dar respuesta desde nuestra posición a un problema que existe en nuestro entorno. Queremos hacer bien lo que hacemos pero sin pretender ocupar el lugar de otras asociaciones u organismos públicos que también dan respuesta a estas necesidades.