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La organización evangélica Beraca alerta del agravamiento de la pobreza de las familias


por Mariela Estévez Campos

"La necesidad se ha disparado en Barakaldo. Hay tanta que está totalmente descontrolada”. Lo dice la Asociación para la Cooperación y el Desarrollo Beraca ('bendición', en hebreo), que nació hace dos años como club de tiempo libre para niños de cinco a 12 años y “con una finalidad de servicio a Barakaldo”, según explica su presidente y pastor de la iglesia cristiana evangélica de la que depende, Marcos Pascual. Esa misma vocación de servicio le condujo, ante las necesidades de Rontegi, el barrio donde se asienta, a abrir la asociación a la obra social. Así, además del grupo para niños, Beraca reparte alimentos, mantiene un ropero de prendas de segunda mano y realiza actividades de orientación familiar y de atención a mujeres maltratadas. Entre sus proyectos está la apertura de un comedor.

El grupo recibe un lote mensual del Banco de Alimentos de Bizkaia que reparte a 110 personas —unas 28 familias—, algunas de las cuales no pertenecen a la asociación. El tamaño del paquete está en relación con el número de personas inscritas que se certifica con el envío al banco de un documento con los DNI de los beneficiarios. Esta inscripción se realiza tras una entrevista previa a los solicitantes para comprobar la situación de necesidad.

El perfil de quienes reciben estas ayudas corresponde mayoritariamente a familias en las que los dos miembros de la pareja están en paro, con dos o más hijos o a madres solas. Atienden a más personas inmigrantes que nacionales.

Dos veces al mes, aunque en cantidades menores, recoge fruta y verdura en Mercabilbao, que también se distribuye, así como ropa de segunda mano donada por gente de la asociación y por vecinos del barrio, entre la que selecciona la que está en buen estado.

De la organización se encargan personas de la asociación, miembros de las mismas familias con las que trabaja y voluntarios que clasifican el material en cajas. Se envía a las familias un mensaje, normalmente a final de mes, para que pasen a recogerlas y de paso pueden llevarse ropa que está colocada en el local para facilitar que puedan escogerla.

“No es una ayuda que solucione el mes, pero sirve para ir tirando”, dice Marcos Pascual, que, a la pregunta de si la situación ha empeorado en los últimos meses, responde: “se ha disparado, hay tanta necesidad que está totalmente descontrolada”.

Mantiene una buena relación con el departamento de Cultura del Ayuntamiento de Barakaldo, que le facilita sus actividades en la calle, pero no recibe ningún tipo de subvención municipal ni de ninguna institución. Se mantiene con las aportaciones de los miembros y realizando distintas actividades para recaudar fondos. Este verano han celebrado un rastro solidario de objetos de segunda mano que, como relata Marcos Pascual, resultó un "gran éxito" al conseguir la venta de todo lo expuesto.

Beraca forman parte de la plataforma de asociaciones de inmigrantes y de apoyo al inmigrante Sumando-Gehituz, que funciona desde hace tres años. Entre sus proyectos se encuentra conseguir un local más grande que le posibilite seguir creciendo en estas áreas y abrir un comedor.