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Eduardo Alzola | químico y novelista
"Escribir ficción es un auténtico desahogo"


por Adela Estévez Campos | Fotos: Matías Karrillo

El doctor en ciencias químicas y experto en temas ambientales Eduardo Alzola (Bilbao, 1970), vecino de Barakaldo, repite la palabra "placer" para expresar lo que ha significado para él escribir ‘Un billete para el infinito’, su primera novela (Ediciones Beta), que acaba de presentar con motivo de las X Jornadas Literarias de la localidad. Con un estilo ágil y ameno, Alzola muestra, a través del relato de un condenado a pena de muerte (reinstaurada en todo el mundo), una sociedad distópica, en la que rige la Ley de Talión incluso en las penas de muerte que se aplican siguiendo el mismo método con el que el condenado acabó con su víctima; en la que existen libros y autores prohibidos, cuyos nombres no pueden encontrarse en Internet; en la que la religión impregna cada acto de la vida de los ciudadanos; y en la que los primeros gestos de humanidad que descubre el protagonista provienen de una vieja hembra de bonobo encerrada, como él, en un laboratorio en el que son utilizados como cobayas para experimentos militares.

Pregunta. ¿Cómo y cuándo surgió su necesidad de escribir?
Respuesta. De repente. Puedo decir la fecha exacta: enero de 2009. Hasta entonces y debido a mi formación académica y a mi profesión había escrito mucho —la tesis, informes y artículos— pero nunca narrativa. En esa época me vino a la mente la historia en que se basa el libro y se me ocurrió escribir una novela.

P. Pero usted ya publicó anteriormente, en 2009, el cuento ‘Por favor, que no haya sido un sueño’ en la antología ‘Un lugar mejor y otros relatos’, de Ediciones Beta.
R. El relato lo escribí una vez empezada la novela. Al principio no pensé en publicarla, la comencé para mi propio placer. Una vez iniciada, me planteé esa posibilidad e investigando opciones encontré el anuncio del III Concurso de Relato Corto de Ediciones Beta, cuyo plazo estaba a punto de finalizar, así que escribí el cuento, lo presenté y recibí la agradable sorpresa de ser seleccionado.

P. ¿Lo suyo es una vocación tardía?
R. Bueno, empecé un poco mayor, con 38 años. Pero supongo que nunca es tarde.

P. ¿Suscribe la frase tan repetida entre escritores: ‘escribir es sufrir’?
R. No, en absoluto. Aunque mucho de mi trabajo consiste en escribir, tengo la suerte de que me gusta lo que hago. Y escribir ficción es un auténtico desahogo, un placer.

P. ¿Cuál fue el reto más importante que le planteó la obra?
R. El argumento fue sencillo porque la idea, que se me ocurrió de repente, venía ya con los conceptos básicos de la historia. Quizás lo más complicado fue encajar las distintas partes. Escribí la novela en distintos fragmentos y lo más difícil fue encajarlos y que cuadrasen en el orden lógico de la trama, que no hubiese saltos en la línea temporal.

P. ¿Qué parte de usted hay en los personajes?
R. Pienso que casi nada, aunque seguramente un psicoanalista diría que un 98%. No he pretendido trasladar vivencias propias a los personajes aunque es muy posible que las haya.

P. En el libro está muy presente la religión y no de forma muy favorable. ¿Qué pretendía trasmitir?
R. No tengo ningún problema con la religión pero he intentado trasladar a la novela el peligro que puede suponer para las personas, la familia o la sociedad una cierta interpretación de la religión. Reflejo a un tipo de personas que utilizan la religión para mantenerse en el poder y obtener prebendas, pero también retrato a personas para las que la religión supone un aliciente para actuar bien. No juzgo a unos ni a otros, no digo que sea buena o mala, muestro como las dos formas de vivir la religión siembran la duda en el protagonista. No es en absoluto una novela antirreligiosa.

P. En cuanto a la situación política que se trasluce, ¿no cree que faltan datos para su completa comprensión?
R. Hubo un borrador inicial que daba más detalles, pero en el proceso de corrección las explicaciones me parecieron algo farragosas y otras personas que leyeron el libro opinaron que distraían la atención de la historia central.

P. ¿Cómo surge el personaje de la bonobo, quizás el más entrañable de la novela?
R. Parte de la novela está relacionada con investigaciones médicas, de ahí que aparezcan chimpancés que son utilizados como cobayas. En el caso de la bonobo, quise darle un poco de singularidad, que no fuese un chimpancé común. Además, su historia hace que sea especialmente inteligente y que tenga un fuerte instinto maternal y de protección hacia el protagonista, recordando al niño que tuvo en brazos de pequeño.

P. Desconcierta un poco que aunque se identifica al protagonista con un niño, cuando llega al hospital se descubre que es mayor de edad.
R. Esta pregunta enlaza con el comentario que hice antes sobre la dificultad de encajar los fragmentos para que existiese un orden lógico en la línea temporal sin que hubiera discrepancias. Como la novela es relativamente breve y está escrita en un lenguaje ligero, tiende a parecer que pasa menos tiempo del que en realidad transcurre, así que para ayudar al lector a comprender el paso del tiempo y el crecimiento del protagonista incluí algunos pasajes aquí y allá que sirviesen de hitos temporales.

P. ¿Qué se siente al ver finalizada y publicada la obra?
R. Mucha ilusión. Una novela requiere mucha dedicación y tiempo libre que no siempre tienes. Conseguir acabarla ya supone una gran satisfacción. Pero haberla podido publicar con los tiempos que corren, sobre todo cuando, como en mi caso, no empezaste a escribirla con esa idea, es mucho más de lo que cualquiera podría desear.

P. ¿Quiénes son sus referentes literarios?
R. Soy muy de leer, pero poco de tomar notas. Leo un poco de todo. No tengo autores favoritos, ni ídolos. Evidentemente, todo lo que he leído en mi vida me ha ido dejado un poso y puede que haya lectores que encuentren referencias.

P. ¿Y de género?
R. Una de las preguntas más difíciles que me pueden hacer sobre la novela es "¿de qué trata?". No es una obra de género. Como no la escribí pensando en los lectores, sino en el puro placer de escribir, no soy capaz de resumirla ni de encuadrarla.

P. ¿Tuvo que enviarla a muchas editoriales para que se la publicasen?
R. La mandé a algunos concursos y a varias editoriales. En seguida pensé en Beta, porque los tenía muy presentes por el concurso de relatos. Además al ser una empresa local me permitía establecer con ellos una relación mucho más estrecha y estar más presente en la promoción en ámbitos locales.

P. ¿Cree que podría llevarse al cine?
R. Sí, creo que se podría hacer una película interesante, pero de ahí a que le interese a alguien hay un largo camino.

P. ¿Es determinante Barakaldo en la novela?
R. Toda la obra ha sido escrita en Barakaldo. Yo, aunque nacido en Bilbao, vivo hace años en la anteiglesia por cuestiones de matrimonio. Aunque no se especifica, la novela transcurre en ámbitos geográficos próximos, aunque indefinidos, algunos de los cuales están inspirados en lugares reales de Barakaldo. Únicamente el final de la novela se desarrolla en lugares que el lector podrá adivinar sin gran esfuerzo.

P. ¿Por qué presenta su libro el alcalde en vez de alguna personalidad de la cultura?
R. Por una serie de casualidades surgió así. Yo no tengo ningún tipo de filiación política, pero agradezco mucho su deferencia.

P. ¿Está escribiendo una nueva obra?
R. Estoy con una nueva novela que tengo bastante avanzada, aunque ahora está estancada. Espero que con el espaldarazo de la presentación, la ilusión me ayude a retomarla.