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Grupo Alpino Turista de Barakaldo
Ocho décadas soñando con cumbres


por Adela Estévez Campos | Fotos cortesía de GATB

El Grupo Alpino Turista Barakaldo (GATB) es toda una institución en Barakaldo y no sólo porque el año que viene celebre su 85 aniversario ni porque el montañismo esté muy enraizado en la vida de la anteiglesia. Tampoco sólo porque sea uno de los deportes que más repercusión internacional tenga en Euskadi, ni porque por él hayan pasado varias generaciones de barakaldeses, algunos de ellos muy conocidos. Ni porque haya sobrevivido a una guerra y a una crisis de asociaciones de montaña que casi lo hace desaparecer. El GATB es toda una institución en Barakaldo porque representa la suma de valores que han hecho fuerte a esta ciudad.



Uno de sus socios más activos, gran conocedor de la historia del club y colaborador con la revista 'Pyrenaica', Julio Diego Iraeta y los tres miembros de la directiva de la agrupación —su presidente, Bruno Merino; su vicepresidente, Gorka Cacho; y su tesorero, Iñaki 'Txiki' Martínez— han hablado con BarakaldoDigital de su pasado, su presente y su futuro.

El club cuenta en la actualidad con unos 250 socios y gestiona alrededor de 170 licencias federativas. Sus actividades, que consisten en actividades en la montaña de periodicidad mensual y ciclos de conferencias, se financian básicamente con las cuotas de los asociados, aunque, como confirma su tesorero, también recibe algunas subvenciones del Instituto Municipal de Deportes.


La fundación. Como ya relataba el cronista de la anteiglesia, Carlos Ibáñez, en ‘De Barakaldo, jolín’, la sociedad montañera Grupo Alpino Turista Barakaldo nació de una decisión tomada en la cima del Arroletza (una placa conmemora en ese lugar las bodas de plata de la agrupación en 1954) por un grupo de 'mendigozales' barakaldeses una mañana de mayo. Una decisión que se concretaría días después (el 17 de junio de 1929) en un acto fundacional y en la elección de una junta directiva en el bar Nervión, situado en la Herriko Plaza, en el local donde se encuentra en la actualidad el Banco Santander.

La primera etapa del club, bajo la presidencia de J.S. Herrero Múgica, se caracterizó por la presencia de un número cada vez mayor de socios en las reuniones que se celebran todos los meses en el Nervión. Las actividades se centraban, según indica Diego Iraeta, en la organización de “los diferentes concursos de monte, verdaderos precursores de la vida montañera”. Así mismo, se realizaban excursiones por los montes vizcaínos y por los limítrofes de las otras provincias vascas, en grupo o individuales.

"El 25 de julio de 1935 uno de los socios, Julio Beristaín, escalaría el pico del Fraile convirtiéndose en uno de los primeros vizcaínos en ascender a esta codiciada cumbre de la Sierra Salvada. Posteriormente realizaría una actividad importante por las cumbres más emblemáticas del macizo central de los Picos de Europa", relata Iraeta.

Iniciada la Guerra Civil, en octubre de 1936, se interrumpieron las actividades. En la última acta firmada se recoge: “recomendar a nuestros socios, se abstengan en absoluto de toda práctica alpina que por las circunstancias actuales, podrían ocasionarles serios perjuicios”. Julio Diego Iraeta señala que con la contienda "la actividad montañera dejó paso a las encarnizadas batallas que se desarrollaron en nuestras montañas, sustituyéndose las 'makilas' por los fusiles”.

En marzo de 1946, tras el forzoso paréntesis, el presidente en funciones, Eugenio Lunate, reunió a varios de los directivos y socios que todavía quedaban en Barakaldo para reiniciar de nuevo las actividades.

En esta segunda etapa el club se instaló en una nueva sede, el llamado chalé de Beotegui, en el número 11 de la calle Zaballa. Durante este periodo, los asociados realizaron excursiones por todos los sistemas montañosos de la península y colaboraron en el nacimiento de los grupos de rescate y auxilio de montaña. Con motivo del 25 aniversario, se organizó la I Marcha Intersocial en la que participaron la mayoría de las sociedades montañeras de Euskadi.

La tercera etapa del Alpino Turista coincide con el cambio de la agrupación en 1962 a la sede que ocupa en la actualidad en el número 13 de la calle María Auxiliadora. Empieza una época con altibajos, en la que destaca la conmemoración de las bodas de oro en 1979, para la que se creó una comisión que, entre otros actos, programó una marcha regulada, la creación de un cuaderno guía sobre la travesía de la divisoria de aguas de Euskal Herria y la instalación de un monolito en la cima del Argalario.

En los años ochenta asume la presidencia del club Joseba Trancho (autor del libro ‘Montes de las Encartaciones’, editado por el GATB), época que, en palabras de la actual directiva, coincide con el inicio de la ralentización de las actividades por razones de diferente índole, pero básicamente porque “a nivel general, la gente ya no necesita la cobertura de las asociaciones de montaña y éstas empiezan a desaparecer como con cuentagotas".

La agrupación "tuvo la suerte de que dos personas, Manuel Martín y Ramón Echauri, aguantaran esta crisis de falta de personal, manteniendo en la UVI a la sociedad hasta que, a principios de este siglo, un grupo de jóvenes realizan un nuevo intento para dar un empujón y no tirar la toalla definitivamente”.


Los socios. Entre los muchos miembros del GATB que han dejado huella por distintos motivos en el montañismo vasco, Iraeta cita a Julita Fernández e Irene Gómez, que en 1957, acompañadas por el legendario Alfonso Martínez, alcanzaron la cumbre del Naranjo, siendo las primeras mujeres vascas en escalarlo. También está Baldomero Álvarez, ‘Baldo’ de Los Chimberos, socio número cinco, que culminó varios concursos centenarios. Ángel Landa, que formó parte de la Escuela Nacional de Alta Montaña, escaló el Naranjo junto a Pedro Udaondo por primera vez en invierno, abrió numerosas vías en los Picos, realizó escaladas en los Alpes, participó en la primera expedición vasca a los Andes y también en la del Everest.

El listado de integrantes del Alpino Turista incluye además a Javier Malo, gran montañero y cartógrafo, creador de los famosos mapas de cordales de Euskal Herria, la Cordillera Cantábrica, Picos de Europa y Pirineos. Luis Alejos recorrió todos los macizos montañosos de la península describiendo las ascensiones a las cumbres más relevantes en numerosos libros y guías de montaña. Y, en la actualidad, Roberto Rodrigo e Isabel García que han ascendido a varios ochomiles y a otras cumbres importantes del planeta.

Carlos Ibáñez también recordaba en sus crónicas a Intxausti, que se desplazó en bicicleta, ida y vuelta, a Granada para poder realizar la subida al Mulhacén; a José Luis Rincón que ascendió al Gurugú; a Landa y Floreal que escalaron por primera vez el ‘As de Bastos’ en la Sierra Magdalena en Nuevo México; y a Francisco González, socio fundador con el carnet número uno e insignia de oro del grupo que, en 1986, con 90 años, todavía subía al monte.


El futuro. En cuanto al futuro, tanto Diego, como los tres miembros de la directiva, Merino, Cacho y Martínez, se muestran fieles a uno de los lemas que aparecen en la web del club: "Sólo las montañas nos superan en perseverancia".

Por el momento, se muestran partidarios de “seguir apostando por las actividades montañeras colectivas, aptas para todo el mundo”.  Cada mes "sale un autobús repleto de ilusiones y ganas de vivir la montaña con pasión y camaradería". Y el club tampoco descarta el apoyo a las actividades individuales de los socios: escaladas en los Alpes, en los Andes o el Atlas.

A la actividad deportiva añaden el aspecto cultural y divulgativo de los ciclos de conferencias de la Semana de Montaña en Barakaldo, que llevan organizando más de 10 años y que esperan seguir consolidando.

"Nuestro sueño es seguir manteniendo viva la llama que nos guía tras los pasos de aquellos que iniciaron esta aventura y mantener el calor y la luz para que en el futuro los que vengan no pierdan la senda”, concluyen.