por Adela Estévez Campos
La barakaldesa Marta Álvarez Rey (1979) ha tenido la suerte de poder trabajar en algo relacionado con su formación: estudió filología alemana y es profesora de alemán y castellano. Claro que para conseguirlo se ha tenido que marchar a 1.973 kilómetros de su casa, a Berlín, ciudad en la que vive desde hace tres años y en donde desde hace poco más de 12 meses dirige
Mar Sprachschule, una escuela de idiomas creada por ella, en la que se dan cursos de alemán, español, inglés, italiano y cualquier idioma que soliciten los alumnos. Se muestra feliz en la cosmopolita ciudad alemana y no descarta un futuro en ella, aunque añora a su familia, a su cuadrilla y los pinchos del Mendi —"!qué buenos están, por Dios!"—. Prefiere aparecer en la foto con la camiseta de su '
txosna',
Nafarroako Etxea, que con el fondo de algún monumento berlinés y comenta con satisfacción la posibilidad de estudiar euskera en la
Universidad Libre de Berlín.
Pregunta. ¿Por qué decide en 2009 irse a Berlín?
Respuesta. Por trabajo y por cambiar un poco de aires. Berlín es una ciudad muy interesante para vivir.
P. ¿Se plantea quedarse para siempre?
R. No lo sé. Siempre se tiene en la cabeza volver, además si digo que sí, mi madre y mi tía me matan. Ja, ja, ja.
P. ¿Qué echa de menos de Barakaldo?
R. Mi familia, mis amigos y la comida: sobre todo los pincho del Mendi. No son de mi familia, ni me pagan comisión, pero ¡qué buenos están, por Dios!
P. ¿Qué le alegra haber perdido de vista?
R. La intransigencia y la falta de respeto ante el que no es o no piensa como tú. Aquí se acepta a la gente aunque no pienses como ellos.
P. ¿Qué le gustaría importar a Barakaldo de las costumbres o de la forma de vida berlinesa?
R. El vive y deja vivir.
P. Berlín es una de las capitales culturales de Europa. ¿Qué supuso para usted llegar a esta ciudad?
R. Viví en Madrid antes de venir a Berlín, pero sí, es una ciudad increíble en lo que a oferta cultural se refiere. Con o sin medios se puede ver en cada esquina un concierto, una sala de arte, de gente que empieza o de gente con experiencia. Es genial.
P. ¿Ha sufrido actitudes racistas en algún momento?
R. Para ser sincera, no más que las que me he encontrado en Barakaldo. Conmigo no han sido racistas, pero he de decir que yo hablo alemán muy bien, que ya sabía alemán cuando llegué y que había estado en Berlín un par de veces. Supongo que eso también ayuda. Pero sí es verdad que en Alemania hay más racismo que en cualquier otra parte de Europa, aunque no es el caso de Berlín. Aquí hay bastante gente latina, además de españoles, y no cuentan casos así. Berlín tiene una historia particular, distinta a la del resto del país, y siempre ha tenido extranjeros. Viven muchísimos rusos, vietnamitas, cubanos —pobrecitos, con el frío que hace aquí— y afganos en las zonas del Este, por el 'rollo comunista', y en las zonas del Oeste había americanos, franceses e ingleses. Actualmente hay muchísima gente de otros países. De hecho, hay zonas a las que se denomina directamente barrios 'multiculti' (multiculturales), como Kreuzberg, por todas las nacionalidades que conviven pacificamente, además claro de los alemanes.
P. ¿Qué similitudes encontró entre los vascos y los alemanes?
R. La forma de ser, directa y sincera. No andan con rodeos.
P. ¿Y qué diferencias?
R. La individualidad. Echo de menos las ganas de reír y disfrutar en grupo, con la cuadrilla y con los de mi 'txosna' de Nafarroako Etxea.
P. ¿Qué ambiente se vive en Alemania en relación a la crisis?
R. Aquí se tiene la sensación de que los alemanes pagan las crisis de los países de Europa del Sur y, la verdad, están un poco hartos. Yo siempre que puedo explico la realidad, también desde mi punto de vista, claro. Pero creo que si ahora están pagando es simplemente porque a ellos también les interesa.
P. ¿Hay realmente tantas posibilidades de trabajo para los parados como se dice?
R. En Alemania sí, en Berlín no. Lo que pasa es que Berlín sigue siendo barato y por eso la gente viene aquí.