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Iñaki Arteta | documentalista
"Queda mucho para que la gente pueda expresar libremente lo que piensa en política"

por Matilde Arenal

El director de cine, fotógrafo y publicista barakaldés Iñaki Arteta Orbea (Bilbao, 1959) estrena este mes de octubre su última película, 'Testigo Involuntario. Nicolás Redondo', dedicada a la figura del histórico dirigente del sindicato socialista UGT, quien deja en esta grabación su "testamento intelectual". No es el primer trabajo de Arteta en el campo documental y, con seguridad, no será el último. De hecho, ya busca financiación y prepara '1980', un repaso a los atentados de ETA ocurridos ese año. El de la violencia en Euskadi ha sido el tema de la mayoría de sus últimos trabajos. Esta labor le ha dejado sinsabores que no quiere relatar. Prefiere destacar lo positivo. Se siente "satisfecho por hacer películas con sentido social" y por haber conocido a las víctimas, "fundamentales" para su vida personal y que —afirma— "son ejemplo para la sociedad".


Pregunta. ¿Qué le motivó a hacer este documental sobre Nicolás Redondo Urbieta?
Respuesta. Aparte de las películas que he hecho que tienen que ver con el terrorismo y las víctimas de ETA, hemos realizado un par de documentales sobre personas que me parecen interesantes, como Agustín Ibarrola, que tiene el perfil de persona comprometida socialmente; y el de Nicolás Redondo, que es una persona que vivió la guerra, el franquismo, que fue a la cárcel, que ha vivido la Transición y la España democrática. Vamos, que Redondo es un personaje que ha vivido una historia de España tremenda. Es un personaje serio y tiene un perfil de persona absolutamente entregada a su causa que le ha llevado a enfrentamientos con su propio partido.

P. ¿Qué papel juega Barakaldo en este documental?
R. Redondo nació a 100 metros de donde tengo la oficina, que es el lugar en el que he vivido siempre. Barakaldo, en los años de juventud de Nicolás Redondo, era un centro urbano, con una población trabajadora que, sobre todo, trabajaba en Altos Hornos de Vizcaya (AHV) y que era tremendamente activa ligada al desarrollo industrial. Redondo dice en el documental: "De no haber nacido en un lugar como éste, en que había tanta actividad industrial y tanta actividad obrera y además una masa obrera tan concienciada y que luchaba para mejorar su forma de vida, no hubiera hecho lo que he hecho". En los años del franquismo, la masa de obreros se concentraba en Barakaldo y en Asturias y dentro de Bizkaia, la Margen Izquierda era el epicentro de la actividad obrera y las reivindicaciones.

P. Además de Felipe González o Alfonso Guerra, Redondo, con sus 85 años, es uno de los pocos actores políticos de la Transición que quedan vivos o lúcidos. ¿Cómo valora él ahora aquel momento y qué actitud tiene ante el presente?
R. Él es uno de los protagonistas menos conocido. Digamos que está en segunda fila en los años de la Transición y la valoración que hace de entonces es la de cómo se iban resolviendo los pasos que han ido determinando la vida en democracia, cómo se improvisaba para desmontar el franquismo y montar una estructura democrática. Creo que todos los actores dejaban aparte sus posiciones para construir una sociedad nueva basada en acuerdos. En un ambiente conciliador y reivindicando siempre los derechos del trabajador pero sin radicalismos. Redondo ha vivido con honestidad y en su actitud es una persona desengañada y muy crítica con la política actual.

P. ¿Siente usted que ha rodado el epílogo o testamento político de Nicolás Redondo?
R. Cuando empecé a hablar con él, le dije que yo lo que quería no era hacer una biografía sino que fuera un testamento intelectual y que repasáramos sus pensamientos en los tres episodios, que son los tres compartimentos que hemos elegido para mostrarlos.

P. ¿Le ha hecho Redondo alguna revelación?
R. Ha hecho unas cuantas desde el momento de sinceridad que ha mostrado en las entrevistas. Por eso es interesante ver la película.

P. La relación de Redondo con el PSOE fue compleja durante su época en el Congreso y después ha sido difícil por la salida de su hijo del PSE. ¿Qué siente Redondo hacia el actual PSOE?
R. Evidentemente, eso habría que preguntárselo a él. Creo que tiene una autocrítica, como siempre la ha tenido, pero, además, de una manera sana, con sentido intelectual. Es una persona que siempre ha tenido una vida complicada, que no admite lo fácil, sino que siempre busca mejorar su entorno y que siempre es crítico de una manera moderada.

P. La crisis del cine se ha hecho más profunda en los últimos años. ¿Ha tenido problemas para sacar adelante este proyecto?
R. En el cine estamos en crisis desde siempre. Alguno lo ha tenido más fácil que yo. Yo entré en crisis desde que empecé a hacer el primer corto, ya hace 25 años, porque siempre me ha sido difícil conseguir dinero. Hemos sacado este proyecto adelante con muy pocos recursos pero también ha sido un reto.

P. ¿Quién le ha apoyado?
R. El Gobierno Vasco y una fundación ligada al Partido Socialista que ha aportado el archivo fotográfico y de vídeo.

P. Redondo y usted tienen Barakaldo como punto de encuentro. ¿Se siente usted reconocido y apoyado en la ciudad en la que vive?
R. Me siento reconocido ya que me fue otorgada la medalla de oro del Ayuntamiento de Barakaldo en 2006 y ahora estamos intentando que el Consisorio nos ayude a organizar el estreno público del documental en el Teatro Barakaldo.

P. Sus trabajos sobre las víctimas de ETA, ¿cuántas satisfacciones y cuántos sinsabores le han dejado?
R. Cualquier trabajo comprometido lleva consigo una serie de inconvenientes, pero el hecho de hacer películas con sentido social me da ya una satisfacción, unida al hecho de haber conocido a mucha gente, como a las víctimas y los que apoyan a las víctimas, que han sido fundamentales en mi vida personal y que son ejemplo para la sociedad.

P. ETA ha anunciado el cese de la violencia. ¿Está Euskadi en el camino de la recuperación de la normalidad y la convivencia?
R. El hecho de que haya cesado la violencia de ETA no es sinónimo de que se haya recuperado la normalidad y la convivencia, pero respecto a la seguridad, ha cambiado. La recuperación de la normalidad y la convivencia depende de muchos factores. Primero, tiene que pasar tiempo y tendrían que darse cosas que no se dan, es decir, el reconocimiento del daño, pero no sólo de los terroristas, sino también el de todos aquellos que les han apoyado. Y la normalidad significa que la gente pueda expresar libremente lo piensa en política y en eso creo que queda mucho por hacer aquí. Las mayorías nacionalistas no son precisamente mayorías que defiendan más la libertad de los demás sino que apisonan la libertad de los no nacionalistas.

P. ¿Seguirá con sus proyectos documentales que retratan la violencia en Euskadi?
R. Entre los proyectos que tenemos, sí hay uno, '1980', que hace un repaso de los actos terroristas de ETA en ese año.

P. Usted tiene además una extensa carrera como fotógrafo y también ha hecho ficción. ¿Volverá a estos campos?
R. La fotografía la tengo aparcada desde hace algunos años. Empecé trabajando haciendo fotografía artística y luego me fui hacia el comercial, el reportaje de prensa o al montaje de viajes. Ahora hago mucha menos pero no por ello me deja de gustar. Hago cosas y algún día las recopilaré. Además, siempre hemos tenido algún proyecto de ficción más o menos elaborado pero, de momento, no hemos tenido suerte para financiarlo porque todavía es más complicado que el documental, pero seguro que haremos ficción.

P. ¿Es Barakaldo un lugar para el cine?
R. Que yo sepa soy el único director de cine que esté haciendo algo en Barakaldo, pero es un muy buen lugar para vivir, eso sí, y para trabajar. Tiene una sociedad muy heterogénea y eso es bueno.