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Las Torres de San Vicente realizan reformas cuando apenas han cumplido una década de vida


 El proyecto sufrió numerosas modificaciones y retrasos respecto a los anuncios de construcción  El Gobierno Vasco constató que en las obras se mezclaron tierras limpias con contaminadas con lindane  Los vecinos de las viviendas protegidas se vieron obligados a constituirse en cooperativa controlada por la empresa Gescovi  Una de las constructoras abandonó uno de los bloques  Las familias tuvieron que cubrir el encarecimiento de los trabajos  Tontxu Rodríguez (PSE) aprobó como alcalde, en 2003, la novena torre, de Vallehermoso 
Las Torres de San Vicente —los rascacielos de 21 plantas de la calle San Bartolomé— fueron el gran proyecto urbanístico del Gobierno municipal de Carlos Pera (PSE). Los primeros anuncios se produjeron en 1997 y prometían 1.200 viviendas —el 65% con precios de protección oficial— en un entorno de gran parque urbano, al que después se restó suelo para albergar el centro comercial Megapark. Las obras comenzaron avanzado 2009 y pronto surgieron todo tipo de problemas y retrasos, incluida la alerta pública vecinal por supuestos problemas de estabilidad y defectos en la cimentación. Pera llegó en 2002 a subirse a la planta 19 de uno de las torres en obras para negar carencias, pero la realidad salta a la vista cuando aún no se han cumplido 10 años de las entrega de los pisos. El portal 11 de la calle San Bartolomé muestra toda su fachada cubierta por un andamio que debe resolver los graves problemas de humedades y aislamiento, entre otros, que padece este edificio de vivienda libre. "Una millonada" pagaron las familias para, casi de inmediato, tener que iniciar, hace nueve años, una batalla legal contra el constructor. El juez les dio la razón y ahora, hasta fin de año, se realizan las obras en tejado y fachadas que deben resolver deficiencias constructivas.