El Gobierno vasco ha negado una indemnización como víctima del terrorismo a un vizcaíno de 66 años afincado en la comarca de Avilés, J. J. M. B., pese a haber sido secuestrado dos veces por pistoleros de ETA, en abril de 1978 y julio de 1980. El Gobierno vasco ha rechazado concederle cualquier ayuda. Alega que no sufrió lesiones y obvia el daño psíquico causado por los dos secuestros.
El 27 de abril de 1978, un etarra armado con una pistola le abordó cuando salía de trabajar, en la plaza de Indautxu, en Bilbao. En Vitoria recogieron a otro etarra. Pasaron al valle del Bidasoa, a través de Alsasua, hasta Elgueta, donde otro terrorista se subió al coche. Le ordenaron conducir hasta el monte Argalario, en Baracaldo. Allí pasó los momentos más apurados. Tras destrozar el cárter por aquellos caminos de cabras, se quejó de que el coche estaba perdiendo aceite. «Tranquilo, que no te va a hacer falta aceite para bajar de aquí», le contestaron. Luego le llevaron a un lugar apartado. «Iba convencido de que me iban a pegar un tiro. Hasta me puse de rodillas para que no me matasen. Les dije también que había estado enfermo», asegura. Al final, le dejaron amarrado.
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