En esta edición abrumadoramente masculina, especialmente fuera del centro de Barakaldo, la actividad ha contado con el apoyo de la asociación Centro Asesor de la Mujer Argitan, la plataforma contra la exclusión social Berri-Otxoak, grupos de danzas, comisiones de fiestas, trabajadores del hospital de Cruces, el partido político Sortu y asociaciones de vecinos, culturales y de padres y madres de escolares.
Antes de salir hacia Sestao por el barrio de Desierto, la carrera ha servido como escaparate para diversas reivindicaciones. Como es habitual, la defensa de los "presos políticos vascos" ha estado presente a lo largo de todo el recorrido, durante en el que se han escuchado gritos de "Euskal presoak, Euskal Herrira". También se han denunciado los recortes en la sanidad pública así como en los servicios sociales, además del apoyo a la lucha feminista.