Por la alcaldesa, Amaia del Campo (PNV)
Han pasado dos años desde que las barakaldesas y barakaldeses votasen de mayoritaria a EAJ-PNV para que asumiera las funciones de alcaldía. Fue un momento histórico que viví con mucha ilusión. Desde el inicio tuve y tengo presente dos objetivos: satisfacer los deseos del cambio de las y los vecinos y cumplir con los compromisos que a pie de calle había adquirido con ellos.
Estamos a mitad de camino. Me gusta ser crítica con el trabajo que desarrollo, en el Ayuntamiento y fuera de él. Los 770 días de gobierno están plagados de luces y sombras. Por un lado, he constatado que modificar el funcionamiento de un Ayuntamiento que lleva más de 30 años trabajando de la misma manera, con un sistema decimonónico en muchos sentidos, requiere tiempo, y nuestro contador estaba puesto en cuatro años. Nos gustaría movernos más rápido, pero este sistema y el pago de sentencias judiciales nos limita el movimiento.
Estamos en la mitad, decía, y hemos avanzado en la modernización del sistema, permitiendo la participación de nuestros vecinos en la toma de decisiones y ampliando la transparencia en la gestión. Hemos abierto las puertas del Ayuntamiento; llevado a cabo los primeros presupuestos participativos; poniendo en marcha una plataforma de atención vecinal a través del SAC; sentado en una misma mesa a colectivos, técnicos y políticos para trabajar de manera conjunta en la eliminación de puntos inseguros, se han regularizado decenas de contratos y EAJ-PNV ha sido el primer partido en el Gobierno que ha realizado una rendición de cuentas de su gestión a través del Barakaldo Cumple.
En el segundo objetivo puedo destacar que hemos cumplido nuestro compromiso de convertir en gratuita la tarjeta de residente de la OTA; hemos iniciado las obras del primer albergue de la comarca; este verano verán la luz los aterpes de Gurutzeta y Arteagabeitia; se ha elaborado el proyecto de los accesos mecánicos en Rontegi y finalizaremos el año diciendo adiós a los túneles de Burtzeña y Renfe, mejorando la seguridad de las mujeres en la ciudad.
El cambio avanza. Las barakaldesas y barakaldeses están siendo claves en este proceso de escucha y debate. Luces y sombras. Aún queda mucho por hacer. Y yo, Amaia del Campo, quiero continuar trabajando por ese nuevo Barakaldo.