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> 15/0572016. Barakaldeses de Nueva York
"Yo soy un ejemplo viviente del sueño americano", dice el técnico, que destaca que ha fraguado su carrera como se hace en Estados Unidos, "a base del trabajo del día a día, siempre esforzarse para conseguir algo más y nunca estar satisfecho con lo que has conseguido".
Sin acento americano, en su lugar de trabajo, en la séptima de las 30 plantas de uno de los rascacielos de la famosa Quinta avenida, Mondelo guarda un recuerdo nítido de sus primeros años de vida en Barakaldo, de la que mantiene hasta los detalles. Hijo único de gallegos llegados a la anteiglesia, nació en la céntrica clínica San Ramón y vivió en con sus padres, sus tíos y la abuela —todos juntos— en un piso de la actual calle Encartaciones. Era, recuerda, el número 1, piso primero derecha, la que entonces se denominaba travesía de la Victoria.
Estudiante en Paúles, cuenta que estaba todo el día con el balón, jugando al fútbol en el patio de Los Hermanos, hasta que le llamaban para que subiera a casa a cenar, en una ciudad entonces "muy tranquila y amigable, donde todo el mundo se conocía". Desde que tiene memoria, se recuerda con el balón en los pies. En su piso no había televisión y rememora cómo, a hombros de su padre, vieron al Real Madrid jugar una copa de Europa, en 1964 o 1966, en las pantallas expuestas en una tienda de electrodomésticos.
En el campo de Lasesarre vio por primera vez un partido en directo. Por eso cuando en 2014, después 20 años sin volver, visitó la anteiglesia no podía reconocer el municipio. Llegó para conocer las instalaciones del Athletic en Lezama y, de la mano del entonces responsable rojiblanco de metodología del entrenamiento, Edorta Murúa, acudió a Barakaldo, "Fue muy grato poder ver los lugares de mi infancia, mi casa o la escuela. Vi un Barakaldo completamente distinto. No lo hubiese conocido. Ahora es una gran ciudad". Le sorprendió también el nuevo Lasesarre. "Es un estadio de fútbol serio, con yerba bonita. Tengo recuerdos de ver el Barakaldo contra el Sestao en unos derbis que eran puras batallas campales, a ver quién salía con más sangre".
No sabían inglés, tampoco el pequeño Alfonso, que estaba a punto de cumplir 13 años. Sabía unas palabras que le habían enseñado en la escuela. "No me llegaba para nada", admite. Se encontró con un mundo completamente distinto. Fue, relata, un auténtico "choque cultural".
Aquel Nueva York de los setenta era una gran urbe y los jóvenes eran melenudos en la época de las protestas por la guerra de Vietnam y el festival jipi de Woodstock. Además, aquel adolescente barakaldés se encontró que "nadie jugaba al fútbol". Tuvo que empezar a jugar baloncesto para hacer amigos. "Me quería volver", recuerda. Había pasado de crecer en la calle, con el balón, a no poder salir de casa. El regreso era imposible, así que en seis meses ya se "defendía" en inglés y después de dos años, con cambio de barrio incluido y nuevos amigos que sí sabían qué era el fútbol, consiguió adaptarse a la nueva realidad.
Alfonso Mondelo cuenta que, efectivamente, al integrarse renunció al fútbol. Entonces llegó el servicio militar y "la fuerza del destino" le devolvió a España, a la base militar estadounidense en Torrejón de Ardoz. Allí conoció a unos chicos y se sumó, durante tres años, al equipo local de fútbol, entonces en Segunda B, en donde recuerda a jugadores como el donostiarra Munguía, Julio Martialday, el portero gallego Ardao y a quien después sería seleccionador de fútbol sala, Félix Aranda.
De vuelta a EE UU, empezó a entrenar a un equipo aficionado alemán en Nueva York, del que aún es parte, el Hota Bavarian, donde sus éxitos le abrieron oportunidades en el ámbito semiprofesional y después profesional. Dirigió la selección de Puerto Rico y, en 1994, antes que de naciera la MLS, fue técnico del Long Island Rough Riders, que participaba en la entonces mayor liga de Estados Unidos, con el que consiguió en 1995 el campeonato nacional, con una plantilla en la que estaban figuras como el portero Tony Meola, Chris Armas o el actual entrenador del New York Cosmos Giovanni Savarese.
Sus resultados le permitieron integrarse en el Metro Stars —hoy New York Red Bulls— y en el Tampa Bay United, ser seleccionador juvenil de Estados Unidos y asistente en la Copa Confederaciones de 1999 del seleccionador nacional Bruce Arena. De este modo, poco a poco, se incorporó hace 10 años al actual puesto de director técnico de la MLS. Aunque al principio actuaba más como buscador de talentos, hoy, cuando los clubes ya tienen sus propios ojeadores, Mondelo está dedicado a evaluar los niveles técnicos y tácticos de la liga estadounidense y especialmente sigue la formación de la cantera.
"Para mí, la cantera es el futuro de la MLS. Siempre he creído que para que un club tenga éxito a largo plazo necesita cantera y el mejor ejemplo es el Athletic de Bilbao. Es un ejemplo único en el mundo del fútbol que, con una base tan corta de jugadores, puede mantenerse en Primera División y sea uno de los tres equipos que nunca ha bajado de categoría. Eso dice que si el trabajo se hace bien y se desarrolla lo que hay, se puede llegar", explica.
A la penetración del fútbol en EE UU también contribuye la "gran experiencia" que está suponiendo la participación en la MLS de las estrella internacionales fichadas para esta liga. "Están muy cómodos: pueden jugar y después tener vida". Mondelo pone como ejemplo al excapitán madridista Raúl González, que pasó por el Cosmos y actualmente es representante de la liga española en Estados Unidos, que se desplaza por La Gran Manzana en metro, con un anonimato y tranquilidad que son "impensables" en España. La competición cuenta además cada vez con más y mejores instalaciones, que con "de primer nivel".
El proyecto futbolístico está, así mismo, abierto a los valores europeos. "Aquí buscamos jugadores que vengan a marcar diferencias", señala como invitación a los "chicos con talento" dispuestos a participar en una "liga creciente". En ella no hay que preocuparse de cobrar porque la MLS garantiza paga directamente la nómina y asegura así que no habrá situaciones económicas como las que se registran en muchos clubes españoles.
Con estos elementos y el trabajo por la cantera, el fútbol ha vivido, en las dos últimas décadas, un cambio "increíble. Esta transformación se refleja en cifras, en un gasto "milmillonario" en los torneos a lo largo de todo el país. "Cualquier persona por debajo de 40 años ha jugado al fútbol cuando sus padres de los setenta nunca lo habían hecho".
"Se está empezando a crear esa afición que va a llevar a Estados Unidos a lo más alto en poco tiempo. Entre cinco y 10 años, la MLS estará entre las mejores ligas a nivel mundial, sin lugar a duda", prevé el barakaldés, que da por hecho que habrá jugadores estadounidenses en el Real Madrid, Barcelona o el Manchester.
Sin perder sus raíces españolas, Mondelo, con hijas y nietos en Nueva York, se siente también muy estadounidenses por eso no duda en cuál es su deseo. "Me gustaría algún día a una selección de Estados Unidos llegar a una final de un mundial. Sería un orgullo personal. Eso va a llegar".
Pero tampoco olvida sus orígenes. Señala que sigue y ve el fútbol del Barakaldo a través de internet, y comprueba que ya no es el equipo que recuerda de su infancia. "Ahora el Barakaldo juega bien al fútbol. Me gusta mucho lo que estoy viendo. Sería un placer volver a ver al Barakaldo en Segunda. Sería muy bonito poderlo seguir".