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Opinión | El paraíso rojo

Inauguración de la tienda de artículos para el sexo, en la calle Portu

por María José Cantalapiedra


"Los 'tuppersex' suelen ser reuniones de mujeres. ¿Tenemos más curiosidad? ¿Menos conocimiento? ¿Más deseo de proporcionar placer?"

Barakaldo Digital daba cuenta el 19 de marzo de la apertura en la calle Portu de una tienda de productos para el sexo, que según la Real Academia Española (RAE) es “actividad sexual”. En el cuerpo de la información se hacía referencia a los productos eróticos, adjetivo que la RAE define como “perteneciente o relativo al amor o al placer sexuales”. Es, como indica la noticia, un establecimiento de objetos para el amor y el placer sexual. El Paraíso JoneLove, nombre de la tienda, convierte en suma a través de la conjunción copulativa y (amor y placer) lo que la Real Academia presenta como renuncia a través de la conjunción disyuntiva o (amor o placer). La dualidad del sexo, acuciado por el amor y por el placer, queda resuelta.
Tenemos Love y tenemos Paraíso, nombre con evocaciones bíblicas alentadoras, bien sea el paraíso terrenal que perdieron Adán y Eva, bien el cielo de los bienaventurados. Tenemos una fiesta para celebrar un trozo de paraíso en la anteiglesia. Y tal y como recoge la información y se aprecia en las fotografías, acuden mayoritariamente mujeres. ¿Porque apreciamos más el amor y el placer? ¿Porque tenemos menos amor y placer? ¿Porque somos aún percibidas en muchas ocasiones como objetos sexuales? ¿Porque echamos más de menos el paraíso perdido? Los tuppersex, en los que la dueña del local, JoneLove, ha tenido también experiencia, suelen ser reuniones de mujeres. ¿Tenemos más curiosidad? ¿Menos conocimiento? ¿Más deseo de proporcionar placer? ¿Más dificultad para obtenerlo?

Recostada en un sofá rojo y vestida de rojo, la dueña del local se fotografía proyectando la imagen de mujer seductora, ojos, labios y escote generoso trazado en el mono que viste, melena rubia, uñas pintadas. Y llama a disfrutar de buenos orgasmos. Erotismo y love en la anteiglesia fabril. Añadamos libertad, en homenaje a Simone de Beauvoir, y alcanzaremos el paraíso evocado.