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Denuncia vecinal | Contra el cierre del colegio La Milagrosa

Protesta de familias y trabajadores de La Milagrosa

"Mi hija también tiene voz, voz que debe ser oída, escuchada y tenida en cuenta"

María Covarrubias escribe: "Soy madre de una alumna del colegio La Milagrosa de Barakaldo. La elección del colegio para mi hija, dado que veníamos de otra comunidad autónoma, vino marcada única y exclusivamente por referencias de antiguos alumnos y padres y madres de exalumnos. La continuidad de mi hija en este centro docente, durante estos tres años, ya no ha sido una decisión 'condicionada' por opiniones de terceros sino de la mía propia, basada fundamentalmente en su proyecto educativo, y porque todos los profesionales que trabajan en el mismo actúan como una gran familia, desde abajo hasta arriba, conocen a nuestros hijos, nos conocen a nosotros, se implican y apoyan en problemas personales, ajenos al propio colegio. En este sentido, no es que les esté agradecida. No sabría encontrar una palabra para definir, el agradecimiento recibido para con mi hija y conmigo.

Todo ello no sólo te da garantías educacionales sino personales y humanas, y eso no en todos los colegios puede verse.

No tengo ninguna intención de matricular a mi hija en NINGÚN CENTRO EDUCATIVO y mucho menos quiero que le sea impuesto uno que yo no he elegido libremente. Eso supondría hacerles el trabajo al Gobierno Vasco, es el camino fácil, para ellos, no para nosotros.

La Fundación Miranda remarca el 'carácter excepcional' sobre la decisión tomada en su día de dedicar el edificio a fines educativos, dado que la verdadera finalidad de esta institución es la de acoger a 'personas mayores desfavorecidas'. Todo un gesto de 'solidaridad real'… a más de 2.600 euros y subiendo por persona mayor. Pura filantropía…

Si nos ceñimos a los verdaderos fines de esta fundación, vemos que se alejan y mucho de la línea y el objetivo para la que fue creada. ¿Qué pensaría Antonio Miranda y Arana si viera en qué se ha convertido su asilo para las personas mayores más desfavorecidas de Barakaldo?

"La Fundación Miranda es ante todo un proyecto solidario que quiere trasladar unos valores humanos a la sociedad", tal y como versa en su página web.

Esos valores humanos vienen reflejados, en los 350 niños que se van a quedar sin SU colegio, sin SUS compañeros, sin SUS profesores, sin su PEPI, sin su ITXI… Personas que son para ellos alguien más que un 'simple' trabajador del centro, lo mismo que lo son para mí.

"La Fundación Miranda colabora con universidades y centros profesionales y educativos para apoyar la inserción laboral". Eso traducido a la realidad se refleja en los 39 trabajadores y trabajadoras que se van a quedar sin su puesto de trabajo, habiendo dedicado gran parte de su vida a ese colegio.

"En la Fundación Miranda son conscientes de los vínculos de colaboración y solidaridad con otras entidades y en el conocimiento de que el trabajo conjunto será beneficioso para todas las partes". Eso traducido a la realidad, viene a decir que o pagas 250.000 euros de alquiler o el trabajo conjunto no habrá a lugar, por no ser "beneficioso" para una de las partes.

Resulta lo menos curioso ver cómo mientras el colegio se cae a cachos literalmente, en la residencia de al lado se organizan "recreaciones de bodas".

Evidentemente resulta más rentable habilitar un edificio dirigido a una segunda residencia de personas mayores o un centro de día que un colegio puesto que darán un mayor aporte económico (base en la que se sustenta toda institución 'sin ánimo de lucro'), que el seguir teniendo a 350 niños, cuyo programa educativo no es entendido bien por falta de conocimiento del ámbito o por pura desidia. Lo mismo se necesita de la asistencia de un 'asesor' para que logren entender un proyecto educativo, elaborado por personas competentes en la materia, y no especializadas en banca o a la abogacía, entre otros.

El no apoyar ninguna reforma en el edificio, esas subidas abusivas de alquiler, es una 'invitación a irnos'. Bien porque a causa de lo primero las instalaciones del edificio, con el tiempo, puedan llegar a ser peligrosas para los menores, o por la segunda, si no puedes abonar el alquiler que te impongo, debes irte, yo no te echo directamente, 'hago que te vayas', que es muy diferente.

Por si fuera poco, cada uno puede colaborar con ellos: 'hacer donativos o legados' para 'cambiar la vida de muchas personas'. Ya lo dicen: 'Danos tu ayuda, nosotros te damos los motivos'. Y por lo visto estos días, también funciona a la inversa: 'danos motivos' que nosotros te negaremos toda ayuda, y 350 escolares y 39 trabajadores se verán en la calle.

'El mejor legado, la mejor herencia que podemos dejar a nuestros hijos, es una buena educación'. Esas reticencias a la hora de negociar pudieran partir de un despotismo y un único objetivo: 'rentabilidad ante todo', lo que supone una carencia de empatía hacia las familias, un desinterés absoluto por el bienestar de los menores y una total indiferencia por el futuro de sus trabajadores.

La educación es un 'derecho fundamental' para poder ejercitar otros, recuerdo especialmente la intervención de un padre, en la reunión celebrada en el BEC!, donde dejó patente, que con las iniciativas y todo acto que los padres hagamos les estamos enseñando a nuestros hijos a luchar por sus derechos, a ver la primacía en la sociedad de lo económico a otro derecho fundamental, les vamos a enseñar lo que es la unión, porque la unión hace la fuerza, les vamos a enseñar que aunque la batalla sea dura y difícil hay que llevarla a cabo.

'SI LUCHAS PUEDES GANAR O PERDER, SI NO LUCHAS YA HAS PERDIDO'

Somos el instrumento necesario para desarrollar el derecho que tenemos a elegir que modelo educativo queremos para nuestros hijos, 350 familias, 'ya hemos elegido', y con él queremos quedarnos y por él lucharemos.

Una verdadera vergüenza sería, para toda la comunidad en general, que se permita el cierre de un centro educativo.

Señores de la Fundación Miranda, 'fundación sin ánimo de lucro' dedicada a las personas mayores, un colectivo considerado como desfavorecido o en situación de desprotección, pero no se olviden, no se olviden que los menores también lo son y toda decisión que se tome sobre ellos puede marcar su futuro. No creo que sea tan difícil de ver o entender.

Mi hija no es un cheque, es una niña de seis años que bajo ningún concepto quiere perder a sus compañeros ni un colegio al que acude cada día contenta desde el primer día. Y mi hija acompañará a su madre en cada protesta, en cada acto, porque mi hija, señores, también tiene voz, voz que DEBE ser oída, escuchada y tenida en cuenta.

María Covarrubias


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